miércoles, 29 de febrero de 2012

HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA


UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE HUMANIDADES


HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA por Jesús Calderin
Análisis
Antropología e Historia, una y otra como dos hermanas, juntas e inseparables; pero a la vez cada una con sus distintos parámetros y mostrando sus atributos sin alteraciones en sus estructuras. Parece sumamente complicado tratar de ver la historia alejado de los estudios antropológicos y viceversa, pero esto no debe afectarnos ni causarnos contradicciones a la hora de estudiar dichas disciplinas.
No se trata de una mezcolanza de ideas y de estudios que en manos de profesionales se juntan sin ningún rigor para tratar de dar sentido a hechos y objetos a diestra y siniestra, ni mucho menos unos recoge huesos y pedazos de cerámicas que se dan a la tarea de observar por horas estos restos viejos de alguna cultura que yacía en algún espacio geográfico, y que posteriormente junto con una cantidad de investigadores de papeles deteriorados, comienzan a escribir como locos lo que creen que formó parte la vida humana. Tampoco este hecho quiere decir que deben ser vistas como agua y aceite, (juntas pero no revueltas). Sino como dos disciplinas con dos formas de estudios distintos, que mantienen un orden y un rigor estricto, y que se complementan a manera de- darse una mano- sin modificar la una a la otra.
Tal y como lo indica Keith, existen diferencias básicas entre la antropología y la historia, y es justamente lo que intenta denotar en el texto, sin deformar el concepto de cada una, y lo que las distingue como dos grandes disciplinas que estudian el comportamiento humano en sus desarrollos socio-culturales a través del tiempo. Una de estas diferencias es que en la antropología social moderna, posee mayor precisión en los estudios en comparación con la que se exponía en textos históricos interpretativos. ¿Pero que tenemos que tomar en cuenta? Que los textos antiguos no revelan una precisión absoluta de lo que pudo ser la realidad, así que no puede negarse ningún tipo de planteamiento antropológico aun cuando tuviese alguna imprecisión. Lo único que pudiese arrojar equivocaciones es la comprobación de dichas teorías es el descubrimiento de nuevos estudios antropológico que demuestren lo contrario.
La antropología generalmente es utilizada para realizar estudios de pequeñas civilizaciones, englobando todos sus aspectos como un todo, como por ejemplo los Incas en su desarrollo social, cultural, mítico religioso, etc. Mientras que la historia se encarga de separar los aspectos para estudiarlos en lo particular como por ejemplo historia de la cultura Inca o Historia mítico-religiosa de la cultura Inca. Definiendo así cada hecho por separado, aunque esto no hace que una disciplina sea más especifica que la otra, ni mucho menos les resta importancia o las desacredita.
La historia puede ampliamente tomar las referencias antropológicas, ya que las mismas arrojan datos más precisos sobre el estudio de alguna determinada sociedad. Esto es generado por la forma práctica de la antropología a la que he decidido llamar (pureza natural), que no es más que el contacto directo con el vestigio como muestra absoluta de la existencia de una determinada cultura. ¿Qué quiero decir con esto? Que la historia necesita, a mi modo de ver las cosas, obligatoriamente de la antropología para reconstruir cualquier hecho pasado que sea objeto de estudio. Por ejemplo, un vestigio de la cultura azteca que yace del año de 1450, complementado con un texto encontrado en los archivos de indias sobre la llegada de Hernán Cortés en el año de 1519 a México, puede darnos una idea de la vida de esta civilización hoy extinta tal y como fue concebida. Este pasaría a ser un magnífico trabajo de la historia de la cultura Azteca, como muchos que se han realizado con referencias similares.
De cualquier manera los análisis detallados realizados por los antropólogos en sus informes de investigación, complementan de manera contundente el trabajo del historiador. Y tal y como es señalado por Thomas, existe un estimulo mayor para que los historiadores lean antropología, y este estimulo no es más que la exquisita información que se encuentra inmersa en los estudios antropológicos, y que son de gran ayuda para la reconstrucción de hechos históricos.
Otro hecho relevante es que en la antropología los mitos y leyendas, son parte del un proceso que en cada cultura puede relacionarse con los comportamientos actuales, claro está que con evoluciones que se han presentado a través del tiempo. Mientras que los historiadores toman esto como hechos que se presentaron dentro de una determinada sociedad y que no necesariamente están aun presentes en los individuos que la conforman.
Un punto muy interesante que trata el autor es que el estudio de la familia inglesa aun no ha comenzado, y la antropología ha jugado un papel fundamental en la reconstrucción de hallazgos que contribuyen con el estudio de las descendencias, la herencia y los matrimonios, y que si la historia quisiera realizar trabajos sobre los hechos pasados de esta sociedad sin pretender pasar por estos estudios antropológicos, terminaría obviando muchos de estos acontecimientos, a tal nivel que podrían realizarse trabajos sumamente subjetivos y especulativos de poca validez. Vale la pena destacar que este detalle es sumamente importante para los estudios de reconstrucción histórica. En el caso particular de la América prehispánica la antropología ha sido clave y de gran valor, ya que sin los estudios realizados por los antropólogos sería casi imposible conocer a cerca de todas las diferentes culturas que habitaban el continente antes de la llegada de los conquistadores. ¿Por qué? Sencillamente porque las fuentes historiográficas existentes datan de la llegada de los españoles, desde Colón en 1492, pasando por Bartolomé de las Casas a partir de 1511 y posteriormente toda la serie de cronistas, exploradores y naturalistas que emprendieron viajes al continente. Todas las fuentes anteriores compuestas por pictogramas,  expresiones en pinturas y utensilios, que sumado a las ruinas de los asentamientos de los aborígenes ya desaparecidos en su mayoría, conforman la variedad de pruebas existentes que dan fe de las diferentes formas de vida de nuestros antepasados, toda esta como parte de la tarea y del esfuerzo que desempeña la antropología.
No todo son diferencias entre la antropología y la historia, pero tampoco todo es similitud. Son disciplinas diferentes que mantienen una dialéctica constante bajo los mecanismos estructurales por los cuales están conformadas. El dinamismo es constante e indetenible en ambas, y sus ambiciones en parte son las mismas; la lucha por la investigación y la veracidad de los hechos pasados, sin perder de vista sus estructuras sociales y los rasgos característicos que definen a dichas culturas pasadas. La influencia en las sociedades futuras, sí son un factor fundamental en la historia, y a pesar de que el positivismo casi haya acabado con el sentido verdadero del estudio histórico, bien vale la pena agradecer el esfuerzo de los etnohistoriadores que han trabajado incansablemente por reivindicar la validez de las fuentes orales y los hallazgos que los antropólogos han estudiado durante tantos años, a fin de poder darle un bien merecido puesto en la historia a todas aquellas culturas paradas que no dejaron fuetes escritas que certifiquen su existencia.         
         

Resumen analítico de la “Carta a los Españoles Americanos” de Juan Pablo Viscardo y Guzmán.


UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD HUMANIDADES Y EDUCACIÓN
ESCUELA DE HISTORIA

JESUS CALDERIN        
Resumen analítico de la “Carta a los Españoles Americanos” de Juan Pablo Viscardo y Guzmán.
Bien sabido es que el tema de la conquista ha sido estudiado de diferentes perspectivas a lo largo de los siglos. Cantidades de informes de cronistas, exploradores y viajeros conquistadores que surcaron los mares en busca de oportunidades, riquezas e información, sirvieron de soporte para llenar las bitácoras sobre los acontecimientos. De este mismo modo tres siglos después (siglo XVIII) una nueva gesta se comenzaba a anunciar en el continente americano, y esta vez ya no se trata de conquista, sino de independencia.
De esta manera y una vez remontado a la segunda mitad del siglo XVIII, aparece un escrito que pudiera tener relación directa con los movimientos preindependentistas en el continente americano. En particular se relaciona con la motivación del General Francisco de Miranda, en sus intentonas por conformar una junta liberadora para Suramérica, específicamente para Venezuela. Este escrito de particular influencia es el del Abate Juan Pablo Viscardo y Guzmán (1748-1798),  del cual no se tiene con exactitud el idioma en el que fue escrito, mas sin embargo la “Carta a los Españoles Americanos”, ha sido considerada una de las proclamas precursoras de la  independencia en la América hispánica.
El Jesuita Juan Pablo Viscardo y Guzmán, nacido en Pampacolca - Región de Arequipa en el  Perú en el año de 1748, residió en esta ciudad hasta que la orden religiosa de los Jesuitas fue expulsada del país. Desde este momento viajo a Italia para residenciarse en un pueblo cercano a Génova, tras una larga espera para obtener la autorización para regresar al Perú, lugar que consideraba su “patria”, para poder recuperar sus bienes confiscados durante su exilio; pero le fue negada la petición. Años más tarde en 1780, tras recibir la noticia de la sublevación del líder indígena Túpac Amaru II en el Cusco, decide unirse a la causa y prestarle su ayuda.  Tras no saber que esta sublevación ya había sido reprimida brutalmente, decidió escribir al Cónsul inglés John Udny y se ofreció a ser parte de una de una acción revolucionaria, trasladándose así a Londres en 1782, permaneciendo allí un par de años.
Tras su visita a Francia a mediados de 1791, culminó la redacción de la “Carta a los Españoles Americanos”. Se presume que el idioma en el cual fue escrita originalmente fue el francés, y es en esta misma lengua en la cual  llega a manos del General Francisco de Miranda, donde comenzó a circular en la clandestinidad. Esta edición fue impresa en Londres con un sello falso de edición perteneciente a Filadelfia el año de 1799. Ya para el año de 1801, Francisco de Miranda hace imprimir una edición al idioma castellano, para que circule ampliamente por la América hispánica. Y es en 1808 cuando se realiza la segunda edición del manuscrito en ingles.
En la carta el Abate Viscardo refleja lo que él considera un aprovechamiento y un engaño hacia el indígena y el  criollo en las colonias españolas, afianzando su visión con un sentimiento de patria que se contrapone a los hechos “El nuevo mundo es nuestra  Patria, su historia es la nuestra y es en ella que todos nuestros deberes esenciales, nuestros mas caros intereses, nos obligan a examinar y a considerar atentamente el estado de nuestro presente situación”. De esta manera Viscardo hace énfasis en el trato que se les da a los “españoles americanos” exhortándolos en gran parte a reaccionar ante estas situaciones. En sus reflexiones indica que “la naturaleza nos ha separado de España por medio de inmensos mares”, por lo que  “proclama nuestra independencia natural”.
“ingratitud, injusticia, servidumbre y desolación”, son las palabras que definen el contenido del texto de Viscardo, un punto que sirvió de motivación a hombres como Francisco de Miranda, en el caso venezolano para sentir que había un sentimiento de lucha por los interese de aquellos que vivían bajo el sistema colonial y el dominio español. Es un texto encendido, cargado de contenido analítico e ideológico.  

 Análisis de la “Carta a los Españoles Americanos” de Juan Pablo Viscardo y Guzmán.
La carta de Juan Pablo Viscardo y Guzmán a los “españoles americanos” es una referencia de los primeros escritos sobre la idea de un intento por crear un movimiento emancipador en la América hispánica. Bien puede tomarse este texto como una fuente historiográfica válida para la comprensión de este primer intento independentista, mas no obstante debe estudiarse con sumo cuidado debido a la forma como se publico y se distribuyo el texto.
Los problemas que se han suscitado a la hora de identificar en que idioma fue escrito el texto, pueden ser un punto de desconfianza a la hora de utilizarse como única fuente para realizar una investigación dentro del contexto histórico en el que fue realizado el manuscrito.  De igual manera esto no quiere decir que no sirve como referencia para la comprensión ideológica del autor y su entorno.
Otro factor importante es la intencionalidad que tal vez quería plasmar el autor. Como es bien sabido Viscardo junto a su congregación Jesuita fue expulsado del Perú, hecho que pudo ser determinante para que quisiera tomar la pluma y escribir de una  manera más determinante. En otro caso, el hecho de que el autor hiciera conocer su texto, aunque de manera clandestina, poniéndolo en manos de un hombre que ya traía las ínfulas ideológicas por las luchas emancipadoras como lo fue Francisco de Miranda, despierta curiosidad por entender las razones de Viscardo.
Por ultimo quisiera acotar que el texto está enfocado plenamente hacia la idea de lucha por los nuevos ideales, y por la conformación de una “Patria”. Es muy probable que Miranda utilizara este texto para generar mayor emoción entre sus seguidores y de esta manera comenzar la gesta emancipadora que años mas tardes se generó.  De cualquier manera no puedo afirmar que este texto fuese el detonante para que se comenzara el movimiento independentista, ni que el mismo fuese utilizado como panfleto generador de ideas. Sino que por el contrario este movimiento se genero por situaciones insostenibles entre el continente americano y las relaciones con la península Ibérica.


martes, 28 de febrero de 2012

Vallenilla Lanz y Federico Brito Figueroa, las dos caras da la moneda.


Universidad Central de Venezuela
Facultad de Humanidades
Escuela de Historia
Jesús Calderin




Vallenilla Lanz y Federico Brito Figueroa, las dos caras da la moneda.









10 de diciembre de 2007




La guerra de Independencia de Venezuela en la visión positivista del historiador Laureano Vallenilla Lanz, y las distintas divergencias presentadas ante la visión marxista del historiador Federico Brito Figueroa, por Jesús Calderin.

La guerra independentista venezolana ha sido producto de diversas investigaciones puestas en escena, y todas muestran distintos matices de opinión con respecto a los hechos. En la visión positivista manejada por el historiador Vallenilla Lanz, se presenta un enfoque orientado en una guerra civil provocada por una lucha de poder netamente interna. Para el historiador Brito Figueroa, esta lucha no está bañada por las simples ansias de un lugar en la sima del poder, por el contrario es una encarnizada guerra de clases sociales, de liberación de los  caudillos instaurados, en donde la participación del venezolano común está presente en todo momento en un papel protagónico innegable.

Cada uno de estos historiadores en sus distintos contextos, realizaron análisis sobre la guerra independentista venezolana de forma contrapuesta una de la otra. La forma más adecuada para realizar un planteamiento que sea lo suficientemente acertado como para no poner en tela de juicio las opiniones de estos dos autores, es estudiar el contexto histórico en sus distintas facetas, a fin de tratar de enmarcar el movimiento independentista en la teoría que mas se ajuste a la realidad,  sin alterar la historiografía que se ha  realizado a través de los años sobre el tema.


En el año de 1919 se edita una de las obras más importantes de Vallenilla Lanz, Cesarismo Democrático, en ella expone lo que para el fue la guerra de independencia,  tocando el tema con profundidad, pero desde su perspectiva positivista. En esta obra Lanz expone con claridad su tesis de guerra civil, y para su explicación argumenta que para 1813 las batallas libradas por el ejército libertador al mando de Simón Bolívar eran simplemente una lucha entre los mismos venezolanos (lucha de castas), ya que para la fecha no se encontraba un número considerable de soldados españoles en el país como para desatar una gran lucha de carácter internacional.

Del año 13 en adelante, hasta la llegada de Morillo, apenas arriban a nuestras playas alrededor de 1.500 hombres; y es de hacer notar que en ese período es cuando Bolívar realiza su prodigiosa campaña desde Cúcuta con las batallas de Niquitao, Barquisimeto, Bárbula, Las Trincheras y Araure; cuando José Félix Ribas combate en La Victoria con la juventud de Caracas contra los puros llaneros de Guárico; cuando Campo-Elías, tan español como Boves, combate contra éste mandando ambos tropas venezolanas[…] en todo ese largo período de cruentísima guerra yo no veo otra cosa que una lucha entre hermanos, una guerra intestina, una contenida civil y por más que lo busco no encuentro el carácter internacional que ha querido darle la leyenda.[1]

Una lucha entre hermanos, una lucha entre los mismos venezolanos. Son estas las acciones descritas por Vallenilla sobre las riñas de la guerra de Independencia ¿Es decir que en Venezuela no había represión española como tal, tan solo dos años después de la firma del acta de Independencia el 5 de julio de 1811?  ¿Ya Venezuela no se encontraba bajo el yugo de los derechos de Fernando Séptimo? O mejor aun ¿Es que acaso tan solo porque Napoleón invadió España en 1808, los derechos de Fernando Séptimo en sus colonias indianas ya no estaban vigentes, y todos los españoles habían decidido abandonar las tierras? No creo que esto haya podido ser así de sencillo, por el contrario las clases sociales dominantes dentro del territorio aun se encontraban constituida en su mayoría por españoles, no obstante se hallaban adoctrinadas por las ideas imperialistas y represivas de la corona española.

Esta teoría es respetada y muy aceptada, aunque no precisamente es totalmente compartida, ya que por otra parte se puede encontrar en una disyuntiva con otras teorías que permiten tener una visión de los hechos y una perspectiva diferente a la de Lanz.
           
Tal es el caso de la teoría marxista del historiador Federico Brito Figueroa, quien en su gran trabajo doctoral  Historia Económica y Social de Venezuela describe los hechos independentistas a través de la lucha de clases, dejando claro que si fue una batalla donde el pueblo se libraba del dominio español y de sus influencias dominantes sobre las clases más pobres.
      
El más agudo de los historiadores positivistas venezolanos, y, lamentablemente, el teórico más inteligente de las dictaduras hispanoamericanas, intuyendo algunos de los intereses de clases presentes en la revolución nacional de Independencia, la caracteriza como una guerra civil, formulación que a juicio suyo”…no amengua en nada la gloria de nuestros libertadores.  Toda guerra entre hombres es una guerra entre hermanos, la única distinción que puede hacerse es la guerra justa, guerra injusta; y la humanidad hace mucho tiempo que considera como las mas justas de todas las revoluciones aquellas que llevan por objeto la emancipación de los pueblos. [2]   

Brito Figueroa hace referencia a las palabras que Vallenilla dejo asentadas en Cesarismo Democrático, reconociendo que el trabajo de Lanz ha podido profundizarse más allá del simple hecho de pensar, que la guerra de Independencia haya podido ser solo una lucha de poder. Dentro de estas palabras están los rasgos definidos de la tendencia de Brito Figueroa y las contradicciones generadas en las de Vallenilla Lanz, ya que en el fragmento citado “[…] toda guerra entre hombres es una guerra entre hermanos […]”, de Víctor Hugo, tomado por Lanz como fuente de inspiración en Cesarismo Democrático, se demuestra que en la guerra de Independencia de Venezuela pudo haber distintos intereses socio-económicos, mas esto no quiere decir que no se haya luchado incansablemente con las tropas españolas, que gracias a la intervención de Napoleón en España no lograron fortalecerse más, ya que Fernando Séptimo se encontraba detenido, y fue este hecho el que permitió la distracción de la corona con respecto a sus colonias iberoamericanas, mostrándose el momento adecuado  para una organización emancipadora en Venezuela.

Con estas palabras no trato de decir que Napoleón nos haya dado una mano,  todo lo contrario, ya que de haber tenido oportunidad el mismo hubiese organizado tropas y nos hubiese intentado invadir, con el simple hecho de apoderarse de un tozo mas del universo como eran sus planes distorsionados. Con esta acotación solo trato de dar sentido a los acontecimientos acaecidos en el periodo de Independencia, ya que para el momento en que Morillo se organizó para retomar el poder en las colonias en 1813,  ya era demasiado tarde, Venezuela ya se encontraba en un momento transitorio de luchas independentistas.

La correspondencia de Morillo con el gobierno español es un largo lamento por el abandono en que le habían dejado; pero es a la vez un himno al valor y a la constancia de nuestros libertadores. Cuatro años después de haber llegado a Costa Firme, donde parecía iba a restaurar para siempre la dominación española en América, el ejército de Morillo estaba reducido a menos de la tercera parte.[3]

Y son esas las razones por las cuales el ejército español no logró retomar el poderío, no logro legitimar los derechos del magno Fernando Séptimo, quien decae de manera paulatina ante la espada justa de las luchas encarnadas por los libertadores de América. Pero la guerra de Independencia tristemente se ve empañada por los intereses de la burguesía aun existente, que fortalecida y empeñada en resguardar todos los derechos de la corona española, no solo se sentían perjudicados por estos movimientos de independencia, sino que sabían que perderían todos sus beneficios ya que le serian retirados ante tal situación.

Así como muchos decidieron huir abandonando todo antes de que fuese demasiado tarde, y pidiendo resguardo a las autoridades españolas, otros simplemente decidieron ponerse en contra de los movimientos luchando en contra de todo ideal subversivo.

El famoso Marques de Toro quien apoyó, junto a su hermano Fernando, el movimiento del 19 de abril de 1810, vale la pena destacar que participó además como firmante del Acta de Independencia, fue uno de los cobardes que una vez más como ya lo hacía en anteriores oportunidades ante situaciones peligrosas donde se sentía en riesgo, huye  refugiándose con su hermano en Trinidad. Y trata de ponerse a salvo ante los focos de violencia desatados en el país. Regresando después de la batalla de Carabobo en 1821.


Más que conveniente dicho Marques, de clase burguesa, jugaba de la manera más conveniente y miserable que un hombre de armas puede jugar. Así como este personaje de renombre muchos otros actuaron a conveniencia antes, durante y después de la guerra de Independencia.

El fenómeno es complejo, porque el proceso general de la revolución nacional de independencia se entrelazaron las pugnas – a veces sordas, soterradas, a veces violentas- que libraban las clases y categorías sociales desde la época colonial, con elementos de naturaleza diferentes (relacionados con la contradicción entre nación y metrópoli), que contribuyeron a imprimirle fisonomía propia a la guerra nacional de independencia.[4]

El proceso independentista no puede estar marcado netamente por la lucha de poder, así como lo hizo ver el insigne José Antonio Páez, quien fue muy valeroso en sus luchas en los llanos. Comenzó en las filas contra los republicanos a finales de 1810, Bajo las órdenes del coronel Pulido,  posteriormente del coronel García de la Serna. Tiempo después  tras rechazar la orden de capitán se une a los republicanos en Santa Barbará de Barinas, y se une como sargento a las tropas patriotas nuevamente bajo las órdenes de Pulido. Lucho en diferentes batallas, fue apresado por los realistas y se logro escapar de ser fusilado. Ya a finales de septiembre de 1814 se une a las tropas de Rafael Urdaneta, y al pasar a ser segundo Comandante del regimiento de caballería que dirigía el comandante Francisco Olmedilla, participa en la toma de Guadualito el 29 de enero de 1815.

Páez realiza importantes ataques que debilitaron las tropas españolas, como lo fue la batalla de Mucuritas en 1817, y en ese mismo año libra las batallas de San Antonio de Apure (13 abril), paso de Apurito (18 junio), paso de Utrera (20 junio), toma de Barinas (14 agosto), y Apurito (8 noviembre).  Ya para el 2 de abril de 1819 Páez libra una de sus más importantes batallas, la de las Queseras del Medio, donde por tener una actuación admirable Bolívar lo condecora al día siguiente con la Orden de los Libertadores por su valerosa lucha contra Morillo. Y no puedo finalizar este aspecto biográfico interesante de Páez sin antes mencionar que lucho junto a Bolívar en la batalla decisiva del cierre de nuestra independencia que fue la magistral Batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821.

Esta resumida biografía sobre José Antonio Páez solo busca legitimar la lucha cuerpo a cuerpo que protagonizaron individuos valeroso como el. Y a su vez también trata la reflexión sobre el tema de intereses dentro de la guerra de Independencia. Si bien es cierto que Páez lucho con gran entereza junto a sus generales al mando, y junto al Libertador Simón Bolívar, también es cierto que años más tarde una vez que el mismo logra tener una posición lo bastante poderosa dentro del congreso, tumba y pisa los ideales principales que una vez movieron las luchas independentistas en Venezuela, olvidando por completo aquello que lo movió un día a luchar por la patria. No solo aboga y acepta la separación de Venezuela y Colombia, sino que expulsa a Bolívar negándole todo derecho en el territorio. El caudillo del llano legitimo su poder el 11 de abril de 1831 como Presidente Constitucional de Venezuela.

He aquí la prueba de que si había unas ansias de poder que al principio aparentaron ser la lucha desinteresada por el bienestar de la patria. Este gran luchador como muchos lo han descrito por sus victorias y su lucha,  después de un tour por el mundo y tras haber sido derrotado en Venezuela a su regreso, Páez es obligado a salir del país lo que lo lleva a volver a los Estados Unidos donde  murió como todo un señor exiliado en Nueva York  6 de mayo de 1873.

Todo punto de vista positivista defiende la tesis de que la guerra de independencia fue un total desastre, una lucha de castas, una guerra de poderes, una guerra entre hermanos, una guerra sin desventajas para los independentistas desde el punto de vista militar, en fin una lucha que no tuvo nada que ver con un hecho exclusivo de liberación colonial  que no pretende para nada, desde su visión, deslegitimar la posición de los próceres de la Independencia. Para los positivistas la lucha que se libraron en grandes territorios como las campañas de Alejandro Magno o las magistrales Luchas de Napoleón Bonaparte si son guerras de verdad, más una lucha de soldaditos de plomo como la guerra de Independencia de Venezuela, que no solo es de Venezuela sino de sur América, solo fue una pequeña guerra interna. Y es justo como lo indica el gran historiador del siglo XX, el Doctor Germán Carrera Damas nuestras guerras intestinas, que no es más que la refinada palabra que describe una guerra civil.

La teoría positivista no solo busca desmontar el cuadro de una guerra independentista, sino también intenta en un cierto grado con sus análisis disfrazados retirar del podio la figura de los grandes próceres de la independencia, todo lo contrario a las teorías marxistas o las teorías revolucionarias que buscan enaltecer los hechos acaecidos en la nación, marcando el nacionalismo y acentuando las bases que mantengan el fortalecimiento del patriotismo y la soberanía.


Germán Carrera Damas en El Culto a Bolívar:

Y es que el culto a la figura histórica de Bolívar disca mucho de ser una creación literaria, nacida del patriotismo exaltado y de la sensibilidad superexcitada de uno o de varios escritores. Dicho culto ha constituido, en propiedad de términos, una necesidad histórica, sin que por ello deba entenderse más de lo que el concepto de necesidad pueda expresar en el orden histórico. Su función ha sido la de disimular un fracaso y la de retardar un engaño, y la ha cumplido satisfactoriamente hasta ahora[5]






Federico Brito Figueroa, Historia Económica y social de Venezuela:

La guerra nacional de independencia adquirió el carácter de una aguda y profunda lucha social de amos contra esclavos, terratenientes contra población rural enfeudada, y una lucha étnica definida por las pugnas igualmente violentas de negros, mulatos y zambos contra blancos. Este fue un fenómeno imponderable no previsto por las clases dominantes, criollas que aspiraban a romper los lazos de la denominación colonial pero también a mantener intacta la estructura económica que en el territorio venezolano expresaba el fundamento de este régimen. Pese a que algunos de sus más lúcidos de sus representantes, influidos por la ideología democrático-burguesa señalaron la necesidad de cambiar estructuralmente aquel orden, llegando a propugnar la abolición de la mano de obra esclava y la democratización de la propiedad territorial agraria, cual fue el caso de Simón Bolívar desde 1816. [6]
        

Laureano Vallenilla Lanz, Cesarismo Democrático:

En nuestra guerra de independencia la faz más trascendental, la más digna de estudio es aquella en que la anarquía de todas las clases sociales dio empuje al movimiento igualitario que ha llenado la historia de todo este siglo de vida independiente. [7]





Biografías
Germán Carrera Damas

Historiador, nacido en Cumaná, en 1930. Profesor titular tres (jubilado) de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela. Maestro de Historia en la Universidad Nacional Autónoma de México, revalidó la licenciatura y obtuvo doctorado en su escuela, de la que fue director. Fundó la cátedra de Historia de la Historiografía Venezolana y los seminarios de la misma materia y de Técnicas de Investigación Documental. Desempeñó la cátedra Simón Bolívar en la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Inauguró la cátedra Simón Bolívar en las universidades de Colonia, República Federal Alemana, y Nacional Autónoma de México. Desempeñó la Bacardy Family Child for Eminent Scholars en la Universidad de Florida, Estados Unidos. Es profesor visitante en las universidades de Londres y Oxford. Como experto colaborador de UNESCO es presidente del comité internacional de Redacción de la Historia General de América Latina y miembro del buró del comité científico internacional encargado de la redacción de la nueva versión de la historia del desarrollo científico y cultural de la humanidad. En su obra destacan Historia de la Historiografía Venezolana. Textos para su estudio; El Culto a Bolívar; Boves: aspecto socioeconómico de la guerra de independencia; Una Nación llamada Venezuela; Historia Contemporánea de Venezuela. Bases Metodológicas y Venezuela: poder social y proyecto nacional.

Federico Brito Figueroa

Venezolano, nacido en la Victoria el 2 de noviembre de 1921, falleció en Caracas el 28 de abril de 2000. Fue historiador profesional, profesor de Geografía e Historia, licenciado en Antropología, licenciado en Historia, maestro en Ciencias Antropológicas y doctor en Antropología. Egresado del antiguo Instituto Pedagógico Nacional; de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México y de la Universidad Central de Venezuela, con estudios de especialización realizados en el Instituto Francés para la América Latina (IFAL) y en el Instituto de Altos Estudios de América Latina, México y París, respectivamente. Es autor de 64 libros y folletos, que constituyen una significativa aportación a la comprensión de la historia venezolana en el cuadro latinoamericano y mundial. Autor, además de 865 ensayos y artículos publicados en la página de opinión, suplemento cultural de Últimas Noticias y en revistas especializadas en Historia y Ciencias Sociales. Algunas de sus obras han sido traducidas a ruso, húngaro, francés, rumano, italiano y chino. En 1950 obtuvo el Accesit en el concurso nacional patrocinado por el Centro Histórico de Estudios Mirandinos; en 1960-1961 el Premio Municipal de Prosa; en 1964 el Premio Andrés Bello, mención Historia, patrocinado por la Asociación de Escritores Venezolanos; en 1966-1967, con el libro Venezuela siglo XX, obtuvo en Cuba el Premio Casa de las Américas, mención ensayo. En noviembre de 1990 la Academia Nacional de la Historia le otorga el Premio Nacional de Historia Francisco González Guinand, tomando en consideración su labor como historiador. Ha desempeñado la docencia en todos los niveles de la educación siendo director general de investigación y postgrado de la Universidad José María Vargas, profesor titular de la Universidad Central de Venezuela, profesor en el postgrado de la Universidad Católica Andrés Bello y jefe del Seminario Matriz de Tesis Doctoral en Historia de la Universidad Santa María. Fue profesor honorario en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador núcleo Barquisimeto y del Instituto Tecnológico Universitario de la Victoria, institución esta última donde funciona la Cátedra Libre Federico Brito Figueroa. En calidad de profesor visitante dictó cursos y conferencias en centros de altos estudios internacionalmente reconocidos, como el Colegio de México, Instituto de Altos Estudios para la América Latina (Universidad de París), Instituto de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos (Universidad de Bordeaux), Instituto de Historia e Instituto de América Latina (Academia de Ciencias de la URSS), Instituto de Historia de la Universidad Josef Attila (República Popular de Hungría), Universidad de Bogotá. Fue director de Estudios Asociados a la Escuela de Altos Estudios de Ciencia de París, en la que condujo un seminario de investigación sobre Historia y Sociología Agraria y Rural en Venezuela, y en la Universidad de Alcalá de Henares donde coordinó conjuntamente con Manuel Lucena Samoral la investigación Élites y Propiedad Territorial en Venezuela. Ha sido condecorado con la Orden 27 de Junio, con la Orden Andrés Bello, con la Orden José María Vargas, con la Cruz de la Policía Metropolitana, con la Orden al Mérito al Trabajo y con la Orden José Sanz, todas estas en primer grado. Ha sido condecorado igualmente con la Orden Ezequiel Zamora, la Orden Ciudad de La Victoria, la Orden Miguel Acosta Saignes, la Orden Roque Pinto primera clase en La Victoria y el botón de oro del Batallón Misilístico Antitanque General en Jefe Ezequiel Zamora. Igualmente, en 1970 fue galardonado con la Medalla Centenario de Lenin, por el Soviet Supremo de la URSS, y con la Orden Centenario de la República de Rumania en 1977. En su coordinación de historiador dirigió el centro de investigaciones históricas de América Latina y el Caribe (CIHALC). Además de historiador docente universitario a nivel de los altos estudios, fue periodista de opinión, director de tres revistas especializadas en Historia y Ciencias Sociales y redactor de la columna El Aula en la Calle y colaborador permanente del suplemento cultural de Últimas Noticias.

Laureano Vallenilla Lanz

Nació en la ciudad de Barcelona el 11 de Octubre de 1870, fallecido en Paris el 16 de noviembre de 1936. Sociólogo, historiador, periodista y representante del pensamiento positivista venezolano. Hasta la culminación del bachillerato, cursa estudios en su ciudad natal, y adquiere el hábito  de la lectura en la biblioteca de su padre. Seguramente en ella conoce a los autores que más  habrían de influir en su vida intelectual: Auguste Comte. Herbert Spencer, John Stuart Mill y Charles Darwin. Una vez concluida su educación media sigue estudios de ingeniería en la Universidad Central de Venezuela, pero los abandona después de 2 años. Comienza de inmediato a incursionar en el periodismo capitalino, pero en breve se marcha a Puerto La Cruz para ejercer su primer puesto público: interventor de la aduana de Guanta (1892); a poco, se convierte en secretario del presidente del estado. Regresa a la capital, reanuda el ejercicio del periodismo y se relaciona con la tertulia culta de El Cojo Ilustrado. Su polémica con Nicomedes Zuloaga en torno a la figura de José Antonio Páez (1896), le da renombre como investigador de temas históricos. Aun cuando no ha tenido hasta entonces ninguna participación política de entidad, sufre el rigor del régimen castrista. Cuando estalla la Revolución Libertadora, es hecho preso a mediados de 1902 por juzgársele  sospechoso de participar en la conspiración contra el gobierno, en la cual sí se encuentran involucrados sus 2 hermanos, Baltazar  y Agustín. Derrotada la revolución, logra con sus intervenciones en la prensa la libertad de sus hermanos, encarcelados en el castillo de San Carlos (Edo. Zulia) y recibe de Castro el nombramiento de cónsul de Venezuela en Ámsterdam. En 1904, se marcha a Europa y permanece allí hasta 1910, lapso durante el cual perfecciona en París sus conocimientos humanísticos como alumno oyente en la Sorbona y en el Collège de France. Influyen entonces notablemente en su concepción de la sociedad y de la historia, los siguientes autores: Charles Langlois, Ernest Renan, Charles Seignobos, Gustave Le Bon, Hippolyte Taine y Célestin Bouglé. En 1907, es designado cónsul en Santander (España). Retorna a Venezuela en 1910, a comienzos de la gestión gomecista. Encuentra abiertas las páginas  de El Cojo Ilustrado, El Universal y El Tiempo, para escribir como columnista permanente; más  adelante, adquiere nueva notoriedad cuando obtiene el primer premio en el certamen promovido para conmemorar los sucesos que iniciaron la independencia nacional; el trabajo galardonado se titula Influencia del 19 de abril de 1810 en la independencia suramericana. Conoce en esa oportunidad al presidente Juan Vicente Gómez e inicia en lo adelante una destacada carrera política, mientras mantiene una permanente actividad entre los círculos de la cultura oficial. Superintendente de Instrucción Pública (1910), director del Archivo Nacional (1913-1915), asume desde 1915 hasta 1931, la dirección del periódico El Nuevo Diario, vocero oficioso del gobierno. Su labor de publicista cotidiano del gomecismo, la recoge en los 2 volúmenes, titulados Campañas políticas de El Nuevo Diario que publica, respectivamente en 1926 y en 1928. Su obra más  conocida es Cesarismo democrático,  editada en 1919, donde utiliza la metodología y los supuestos teóricos de la escuela positivista, examina en ella el pasado venezolano en estrecha relación con la coetaneidad, para concluir en la justificación del caudillo como «gendarme necesario», al considerarlo como un corolario natural de la evolución colectiva de la sociedad venezolana. De gran difusión continental, traducido a varios idiomas y generador de trascendentes polémicas, no es apresurado juzgar a Cesarismo democrático  como uno de los textos más  importantes del positivismo  latinoamericano. En 1921, Vallenilla recoge trabajos dispersos en Críticas de sinceridad y exactitud, y en 1930 edita otro libro de extraordinaria importancia: Disgregación e integración. Este trabajo examina con solvencia y profundidad el divorcio de las instituciones venezolanas con la realidad y reconstruye, en términos críticos novedosos para entonces, la estructura social de Venezuela colonial. Senador por el estado Apure (1916), presidente del Senado (1920, 1923, 1930-1931), es nombrado ministro plenipotenciario de Venezuela en París (1931) donde reside hasta su muerte. Miembro de la Academia Nacional de la Historia (1918) y director de la misma (1924-1927). 




[1] Laureano Vallenilla Lanz, Cesarismo Democrático, Caracas, editorial Monte Ávila Latinoamericana, 1994,    p42.
[2] Federico Brito Figueroa, Historia Económica y social de Venezuela, tomo I, Caracas, Ediciones de la biblioteca de la UCV, 2005, P 191. 
[3] Laureano Vallenilla Lanz, Ob. Cit., p49.

[4] Federico Brito Figueroa, Ob. Cit., p191. 

[5] Germán Carrera Damas, El Culto a Bolívar, caracas, Alfadil Ediciones, 2003, p42.  
[6] Federico Brito Figueroa, Ob. Cit., p270. 


[7] Laureano Vallenilla Lanz, Ob. Cit., p48.



Fuentes Bibliográficas

·         BRITO FIGUEROA, Federico, Historia Económica y social de Venezuela. Caracas, Ediciones de la biblioteca de la UCV, 2005, Tomo I, pp.424
·         CARRERA DAMAS, Germán, El Culto a Bolívar. Caracas, Alfadil Ediciones, 2003, pp.391  
·         VALLENILLA LANZ, Laureano, Cesarismo Democrático, Caracas, editorial Monte Ávila Latinoamericana, 1994, pp.314

·         PARRA PEREZ, Caracciolo, Historia de la Primera República de Venezuela,  Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1992, pp.623.





Análisis sobre la obra de José de Oviedo y Baños “Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela”


Universidad Central de Venezuela
Facultad de Humanidades
Escuela de Historia
Jesús Calderin





Análisis sobre la obra de José de Oviedo y Baños “Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela”








Caracas, 13 de Mayo de 2008



Historiografía de Venezuela a finales del siglo XVII,  y la primera mitad del siglo XVIII. De la pluma de Don José de Oviedo y Baños.

Breve reseña biográfica del autor:
José de Oviedo y Baños, (1671-1738). Nació en Santa Fe de Bogotá, que para ese entonces era la capital del Virreinato de Nueva Granada. De familia aristócrata y muy pudiente, siendo hijo de don Juan Antonio de Oviedo y Ribas, quien ejercía el cargo de fiscal de la Audiencia de Bogotá. Para el año de 1672, tras la muerte de don Juan, la madre de Oviedo, doña Josefa de Baños y Sotomayor junto a sus cinco hijos, decide viajar a lima de donde era originaria. Es aquí donde José de Oviedo estudia las primeras letras y latinidad, junto a su abuelo materno.
José de Oviedo se traslado a Caracas en el año de 1686,  junto a su tío el obispo don Diego Baños Sotomayor. Pronto comenzaría a desarrollarse José, en un ambiente cultural y de las artes, dentro de la ciudad. Se formo básicamente de manera autodidacta, recibiendo ayuda del padre Feijoó.  Mantuvo un contacto directo con los libros, formando así una extensa y enriquecida biblioteca.
En el año de 1699 fue nombrado alcalde de segundo voto del cabildo caraqueño. Ya para el año de 1710 a 1722 fue electo alcalde de primer voto, en cuya capacidad sustituyó interinamente al capitán general en 1722, amparándose en la real cedula de 1676 que había concedido el derecho de ejercer la gobernación, en ausencia de los titulares, a los alcaldes de Caracas. Obtuvo a demás el grado de capitán y en 1728 el de teniente general de las armas y las milicias de la gobernación de Venezuela. Oviedo también ejerció algunas labores de menor envergadura dentro de la archicofradía de Nuestra Señora del Rosario, y a su vez fue síndico general de los conventos franciscanos de Venezuela.   


De la pluma de Oviedo y Baños en su obra “Historia de la Conquista y Población de la provincia de Venezuela”
Tristemente podría hablarse de la historia de Venezuela, si no se conociera la historiografía de la cual hoy podemos hacer uso. Siglos de testimonios que parecen cobrar vida cada vez que lo tenemos en nuestras manos, y hacemos uso del mismo a través de la lectura.
En este caso me refiero a un personaje, que comienza a dar forma a la labor de investigación, propiamente dicha, y que ejerce el papel nato de un Historiador. Por supuesto que me refiero a la magistral pluma de José de Oviedo y Baños. ¿Y… Porque magistral? Pues, tengo la osadía de responderme, y sencillamente sobreentiendo que Oviedo mantiene un lenguaje refinado, una escritura en castellano impecable, y es digno de ser admirado por su estupenda obra la cual posee una exquisita veracidad, gracias al manejo de fuentes de primera mano. Tal y como lo describe en su prefacio.
Pero no obstante no todo podría ser perfecto, y a medida que investigué más en la obra de Oviedo, encontré cargas ideológicas muy fuertes dentro de sus testimonios. Tal vez tan fuertes que pueden llegar a formar parte de los primeros indicios de divisiones sociales meramente descritas e identificadas formalmente durante el siglo XVII y XVIII en Venezuela.
¿A que me refiero con divisiones sociales marcadas, si ya desde el siglo XVI  hubo división social en el continente Americano? Pues nuevamente me tomo el atrevimiento de darle la vuelta al texto de Oviedo. Refiriéndome así con marcadas, a que se describen las diferentes culturas a través de la obra, dentro de una división de castas. Donde cada uno tiene que ser identificado del otro para lograr una consistencia entre lo escrito y el lector.
Ahora bien, una vez que me atreví de manera muy arbitraria a realizar esta introducción bastante específica, voy a ir al principio de la obra como es lo que legalmente he debido hacer desde el principio.
¿Para quien escribe Oviedo y Baños con tan refinada pluma? es decir ¿para qué clase de lector esta dirigida la obra que Oviedo escribió en el siglo XVIII, la cual fue publicada específicamente en el año de 1723? Pues bien la respuesta es que la escribió para los españoles. Léase muy bien para los españoles, y para todo aquel que fuese blanco criollo y tuviese una preparación académica, o  bien un nivel de lectura y escritura elevados.
“Siempre fue costosa fatiga del entendimiento el escribir como se debe para la estampa, y el agradar a tan diverso paladar de gustos con ingenio: impracticable acierto de la pluma que pretendido de muchas, llego a ser conseguido de muy pocas;”[1]  
  Las intenciones de Oviedo, era escribir una obra dirigida a un público selecto, para el cual no se estaba haciendo verdadera historia. Y mucho mas allá de hacer un simple arqueo de fuentes, y copiarlas a lo loco en un texto, Oviedo intenta hacer un análisis y de cada uno de los acontecimientos mas relevantes, de la memoria y vida de la conquista del territorio venezolano, con material de investigación de primera mano, y sin citar en ningún lugar de la obra tal cual como lo refiero a continuación:
“Si reparase el curioso en la poca cita de autores de que me valgo, esa es la mayor prueba de la verdad que escribo, pues habiéndome gobernado en todo por los instrumentos antiguos que he leído, ya que la prolijidad no me permite el citarlos,”[2]   


Sin duda alguna, y sin desconfiar en ningún momento de la investigación de Oviedo, se puede determinar que es una obra prometedora en su contenido, con material inédito que se haya inmerso a lo largo de la misma. Es un justo libro que permite tener un conocimiento sobre los acontecimientos acaecidos durante y después de la conquista.  Que permite a lo sumo, conocer a fondo momentos muy específicos dentro de la provincia de Venezuela.













De la obra de Oviedo, como fuente historiográfica sobre la Provincia de Venezuela

¿Es esta obra historiografía de Venezuela? Evidentemente no queda duda de que si lo es. Tan autentico como lo escrito por Bartolomé de las Casas, con la gran diferencia de que Oviedo y Baños es un historiador. El trabajo desempeñado por el mismo, es un trabajo netamente de investigación. Ya que su trabajo se baso en la consulta de fuentes primarias, extraídas de archivos auténticos, tal cual como lo menciona en su obra.
El trabajo ha que he tenido para disponer la obra ha sido grande, siendo preciso revolver todos los archivos de la provincia para buscar materiales, cotejando los instrumentos antiguos, sacar de su contexto la substancia en que afianzar la verdad con que se debe hacer narración de los sucesos”[3]
Estas investigaciones a las que Oviedo describe como una ardua labor de investigación, no podrían ser definidas de otra manera, mas que el trabajo de un historiador. Para este personaje, la investigación fue de alguna manera mucho más sencilla, ya que por la labor que desempeñaba dentro de su cargo en el ayuntamiento, tenia acceso a todos los archivos genéreles. Pro tanto pudo hurgar en ellos y encontrar muchas cartas y solicitudes, entre otras, que aportaron en gran medida a la realización de la obra.
No puede olvidarse, y en esto hago hincapié, a que tipo de publico va dirigida la obra. Esta obra contiene una carga eurocéntrica bien definida, ya que la conciencia del autor esta en la Península Ibérica, y no en América. Con esto quiero decir que Oviedo trata de exaltar el heroísmo de los conquistadores, de los que para muchos fueron unos despiadados, pero que para el desde su concepción eran unos grandes héroes que habían permanecido olvidados, y su deber era hacer una obra donde tuviesen el gran lugar que siempre se habían merecido.
No obstante omite los desastres y las matanzas, de las cuales teníamos referencias por los cronistas que las reseñaron un siglo atrás. Justificando así, en cierto modo estas acciones, poniéndolas como necesarias para la supervivencia de los conquistadores dentro del territorio. 
Esta obra de Oviedo y Baños es sumamente importante porque es el primer trabajo historiográfico que se tiene, con la mera intención de hacer historia. Con un rigor y un impecable manejo de las fuentes, y escrita de una manera completamente adecuada, en lo que a escritura se refiere. Pero muy a pesar de ser una gran obra, no es del todo perfecta.  
“Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela”, consta de dos tomos, que inician en la conquista del territorio, odiseas y hazañas de los conquistadores y exploradores, y termina con la población y fundación de ciudades. Claro está que la obra mantiene una línea de afinidad muy estrecha con la concepción española, como ya lo mencionaba anteriormente, y es por eso que el hecho de conquista, robo y masacres, son traducidos a lucha de supervivencia en tierras inhóspitas, exploraciones y muertes necesarias.
Si se establece una comparación de la obra de Oviedo en el capitulo primero “SALE FEDERMAN DE CABO DE LA VELA,…”página 75, con la descripción de Bartolomé de las Casas “DEL REINO DE VENEZUELA” de su Brevísima relación de la destruición de Indias, se pueden encontrar muchas diferencias. Si bien es cierto que Bartolomé fue un cronista y Oviedo un historiador, y cada uno era hombre de su tiempo. Las acciones están descritas de manera totalmente diferente, o bien Bartolomé, fue un exagerado que intentaba desprestigiar el lado positivo de los grandes héroes que pisaron el continente, o don Oviedo omitió y suprimió todas las malas acciones delos barbaros invasores.
“Cansado Nicolás de Federman de gastar el tiempo sin provecho en la pesquería de perlas, que había intentado el cabo de la Vela, consultó a sus capitanes sobre la derrota que seria mas conveniente seguir, para buscar nuevos descubrimientos, y conquistas en que poder lograr alguna utilidad”[4]
Como primer detalle, la entrada de Federman a cualquier territorio en el que piso, fue de terror y muerte. No solo mataba a todos los habitantes aborígenes con ponzoña, como lo describe Bartolomé, si no que se robaba y saqueaba todo lo que a su paso encontraba. Estos hechos son omitidos por Oviedo, pues el prefiere decir “poder lograr alguna utilidad”. Es decir que todo lo que Federman pobremente con sus manos pudo rescatar de los animales despiadados y caníbales de los indios, ya lo tenían aburrido y necesitaba nuevas aventuras.
“y como los mas se inclinasen á que siguiese el mismo rumbo que había llevado Ambrosio de Alfinjer hasta las orillas del rio de la Magdalena, y que de allí se continuase siempre al Sur, porque las tierras que se descubrían en sus cabeceras algunas provincias ricas, de cuya conquista, y posesión se había privado Alfinjer”  [5]
De cualquier manera a través de la obra, toda narración y descripción sobre los conquistadores, se encuentra exenta de rudeza y de violencia. Por el contrario la obra esta basada en los actos de “supuesta” heroicidad que realza la virtud de los valerosos hombres. Y este tipo de aclaratorias dentro de la critica de la obra, son necesarias para comprender la forma como escribe el autor y con que intención la realiza, ya que de otro modo se podría caer en un mal juicio y en conjeturas inapropiadas.
                                                                                     

De lo que Oviedo escribe en su capitulo  VII del tomo II, “Funda Losada la ciudad de Caracas y se da cuenta del estado a que ha llegado su crecimiento”

No cabe duda hasta ahora de que Oviedo escribe de manera maravillosa, sus descripciones son muy específicas en cuanto a paisajes naturales se refiere. Claro esta que los describe cuando busca resaltar la proeza de algún afortunado. Pero en este caso en particular, el escritor se documenta muy bien para realizar una descripción precisa de la ciudad, antes de ser fundada y después. Por supuesto me refiero a la ciudad de Caracas.
Desde que Diego de Lozada levanta los primeros cimientos de la ciudad, lo hace con la duda de si la ciudad florecería, gracias a los ataques que podría propiciar los indos a la misma debido a su “obstinación”. Dedicándose así a buscar un lugar que para el fuese seguro, privilegiado en clima y que tuviese agua potable cerca para abastecer la ciudad. Factor de suma importancia para la época, debido a lo difícil de transportarse.
“Aunque Losada había estado siempre en animo de no poblar hasta tener pacificada la provincia, conociendo por la obstinación que experimentaba en los indios lo dilatada que iba su conquista para poder con mas comodidad y conveniencia conseguirla y tener en cualquier adverso accidente segura la retirada, se resolvió a fundar una ciudad en el valle de San Francisco, a quien intitulo Santiago de León de Caracas, para que en las clausulas de este nombre quedase la memoria del suyo, el del Gobernador y la provincia”  [6]

¿Que puntos resaltan dentro de este fragmento sobre la decisión de Diego de Losada en fundar la ciudad?
Como primer punto, que  Losada necesitaba un lugar alejado de los “indios”, para que no los atacasen, y en caso tal de que hubiese menester por los ataques, poder alejarse lo más pronto posible, sin ser lastimados. Aquí nuevamente la idea es resaltar la figura del aborigen como una bestia que atacaba a los civilizados señores refinados, fundadores de poblados. Como segundo punto resalta la importancia que era mantener sometidos a los aborígenes que quedaban, que obviamente ya después de 40 años, conocían las intenciones de los españoles por atacarlos con ponzoña. Hechos a los cuales Oviedo no hace referencia, para no lastimar el fino papel sobre el cual escribe con tanta delicadeza.
Conforme va escribiendo Oviedo hace referencia a la fundación del asentamiento que Fajardo había establecido años antes que Losada, y el cual había decidido llamar “San Villa de San Francisco”. Lugar en el cual Losada decide construir la ciudad de Caracas, una vez que se habían aplacado a los pobladores de la región. Y es por esta razón que Oviedo hace énfasis en que Losada estudiaba muy bien el caso antes de fundar, para no perder su proyecto en una ciudad que aun no era segura.
Dentro de este capitulo se hace referencia a lo privilegiada de la zona, su clima, la fertilidad y hermosura de su flora. Hace referencia a las medidas y grados de altitud en el que se encuentra el valle, a fin de dar a conocer que era una zona única y perfecta para vivir. Un lugar ideal, tan perfecto como el “paraíso”, tal y como le llama Oviedo en su descripción natural. Sin contar que el clima era tan perfecto que jamás hacia mucho frio ni mucho calor, lo cual se veía muy poco en otras regiones del país, e inclusive en ninguna otra parte del mundo.
En uno de los puntos mas determinante del capitulo que trata la fundación de Santiago de León de Caracas, Oviedo hace referencia a los pobladores que tendrían el privilegio de poblar la ciudad. Para que no quede duda de quienes serian los afortunados en entrar a este paraíso terrenal, el autor especificó muy bien ese punto.
“Fuera de la innumerable multitud de negros y mulatos que la asisten, la habitan mil vecinos españoles, y entre ellos dos títulos de Castilla, que ilustran y otros muchos caballeros de conocidas prosapias que la ennoblecen; sus criollos son de agudos y prontos ingenios, corteses, afables y políticos; hablan la lengua castellana con perfección, sin aquellos resabios con que la vician en los más puertos de las indias”[7]   
Se hace notar un clasismo muy definido dentro de la obra, donde a cada individuo se le clasifica por su estirpe o linaje. Es de esperarse este tipo de  clasificaciones se hagan, dadas las circunstancias de la época. Lo que no es aceptable es que el autor haga ahínco en esta clasificación, hecho por el cual puede tildarse de clasista y poco humanista. 

Como segundo punto, esta clasificación social se nota, no solo en que tipos de personas se encontraban en el momento de la fundación de la ciudad, sino  en quienes la habitaban una vez fundada. Ya que el autor da una explicación  bien definida de las personas que la frecuentaban, más no podían habitar en ella. “Fuera de la multitud de negros y mulatos que la asistían…” Aquí se sobreentiende que estas personas no podían vivir en la ciudad de Caracas (porque afectaban la armonía y el orden de la misma). Quienes si podían residir en la ciudad, dado su nivel de “conocimientos” y  alta distinción social, eran los españoles, los criollos cultos, y los que poseían un titulo de Castilla, los cuales eran el orgullo de la ciudad. Del resto nadie más podría osar vivir en una ciudad tan bien diseñada y privilegiada.

Como tercer punto, hay un total desprecio  por el lenguaje de los habitantes de los “puertos de las Indias”, en este caso Santo Domingo o Cuba por ejemplo, donde se hablaba con un acento diferente al de los habitantes de la provincia de Caracas. Este lenguaje hablado en puertos, el autor lo define como una deformación del castellano, el cual debe ser refinado y esterilizado.
Oviedo no solo describe el ambiente natural y los residentes de la ciudad fundada, sino también la arquitectura que se erigió en la ciudad, su organización y modernismo, la fundación de las capillas y catedrales, las cuales describe minuciosamente y con mucho detalle. Al igual que se centra en la reta episcopal de la cual hace una explicación detallada.
En fin son muchas las descripciones que Oviedo hace no solo de la fundación de Caracas, ya que tenía acceso a todos los archivos dada sus condiciones laborales dentro del cabildo y la capitanía general, si no también las descripciones de los asuntos de la iglesia, a los cuales muy pocas personas tenían acceso, y donde el tuvo la oportunidad de revisar montones de archivos para la realización de su obra.


Critica a la Obra y Conclusión
Oviedo y Baños es sin duda un maestro de la historiografía venezolana, y por ende es innegable el aporte y el legado que su obra nos ha dejado, para el estudio de los hechos del pasado. Posee un manejo del lenguaje sumamente impecable, digno de admiración, ya que su preparación y conocimientos marcó el hecho de poder realizar tan minucioso trabajo e calidad de historiador.      
Negar esta obra, como la primera historia de Venezuela, es quitarle un trozo de su vivencia y al proceso de conformación del territorio. Ya que dicho trabajo es la continuación de los cronistas que aportaron conocimiento  historiográfico en años anteriores, dando cada uno su visión subjetiva de los acontecimientos acaecidos en el territorio. Desde Bartolomé de las Casas, pasando por Juan de Castellanos, Fernández de Oviedo, Fray pedro Aguado, Fray Pedro Simón, Padre Gumilla, entre otros. Todos y cada uno de ellos son fuetes de primera mano, vitales para las investigaciones actuales sobre el proceso de expansión imperial o colonial  en América. 
Podría decirse que es imposible hablar de historia de Venezuela sin analizar la obra de Oviedo y Baños. Ya que estudiando sus escritos y la forma como los reseña, podemos determinar como era la sociedad para ese momento. Entendiendo el contexto en el que se desarrolló y las características que marcaron pauta en el territorio.
Muy a pesar de eso no me queda mas que acotar, que si esta fuese la única fuente que tuviésemos para realizar un estudio sobre la llegada de los conquistadores, o como yo les llamo invasores, podríamos decir que estos pobres hombres solo fueron victimas de la sanguinaria y despiadada mano de los salvajes “indios” que solo querían acabar con ellos. Siendo al contrario, ya que existen muchas mas fuentes que afirman que los agresores reales  fueron los invasores de la península Ibérica.
 Con esta critica no trato de opacar la obra de Oviedo y Baños, al contrario entiendo que para un hombre de clase social pudiente, como lo fue el, fuese muy difícil ver los acontecimientos desde otro punto de vista. A lo sumo la concepción de Oviedo es totalmente eurocéntrica, tal cual como lo aclara en el primer capitulo de su obra. 
“se llamo Venezuela. Aunque después, tomando el nombre de su metrópoli, es comúnmente llamada, provincia de Caracas, cuya historia ofrece asunto a mi pluma para sacar de las cenizas del olvido las memorias de aquellos valerosos  españoles que la conquistaron, con quienes se ha mostrado tan tirana la fortuna, que mereciendo sus heroicos hechos haber sido fatiga de los buriles, solo consiguieron, en premio de sus trabaos, la ofensa del desprecio con que los ha tenido escondido el descuido”.[8] 




[1] Jose de Oviedo y Baños, “Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela”, prefacio, Caracas, Fundación CADAFE, 1982, p.XXI.
[2] Jose de Oviedo y Baños, “Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela” prefacio, Caracas, Fundación CADAFE, 1982, p.XXII.

[3] José de Oviedo y Baños, “Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela” prefacio, Caracas, Fundación CADAFE, 1982, p.XXI.

[4] José de Oviedo y Baños, “Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela”, capitulo primero,  Caracas, Fundación CADAFE, 1982, p75.
[5] José de Oviedo y Baños, “Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela”, capitulo primero,  Caracas, Fundación CADAFE, 1982, p75, 76.

[6] Compilación de varios autores, Enciclopedia de Venezuela, “Selecciones de Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela por José de Oviedo y Baños”, España, Editorial A. Bello, S.A, 1976, p. 99. 
[7] Compilación de varios autores, Enciclopedia de Venezuela, “Selecciones de Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela por José de Oviedo y Baños”, España, Editorial A. Bello, S.A, 1976, p. 100. 

[8]  José de Oviedo y Baños, “Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela”, prefacio, Caracas, Fundación CADAFE, 1982, p.1.



Bibliografía
Baños y Oviedo José, “Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela”, tomo I, Caracas, Fundación CADAFE, 1982, pp.266.

Compilación de varios autores, Enciclopedia de Venezuela, “Selecciones de Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela por José de Oviedo y Baños”, España, Editorial A. Bello, S.A, 1976, pp. 201.

http://venciclopedia.com/?title=Historia_de_la_Conquista_y_Poblaci%C3%B3n_de_la_Provincia_de_Venezuela , link, espacio revisado, 26-07-08.