miércoles, 29 de febrero de 2012

HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA


UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE HUMANIDADES


HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA por Jesús Calderin
Análisis
Antropología e Historia, una y otra como dos hermanas, juntas e inseparables; pero a la vez cada una con sus distintos parámetros y mostrando sus atributos sin alteraciones en sus estructuras. Parece sumamente complicado tratar de ver la historia alejado de los estudios antropológicos y viceversa, pero esto no debe afectarnos ni causarnos contradicciones a la hora de estudiar dichas disciplinas.
No se trata de una mezcolanza de ideas y de estudios que en manos de profesionales se juntan sin ningún rigor para tratar de dar sentido a hechos y objetos a diestra y siniestra, ni mucho menos unos recoge huesos y pedazos de cerámicas que se dan a la tarea de observar por horas estos restos viejos de alguna cultura que yacía en algún espacio geográfico, y que posteriormente junto con una cantidad de investigadores de papeles deteriorados, comienzan a escribir como locos lo que creen que formó parte la vida humana. Tampoco este hecho quiere decir que deben ser vistas como agua y aceite, (juntas pero no revueltas). Sino como dos disciplinas con dos formas de estudios distintos, que mantienen un orden y un rigor estricto, y que se complementan a manera de- darse una mano- sin modificar la una a la otra.
Tal y como lo indica Keith, existen diferencias básicas entre la antropología y la historia, y es justamente lo que intenta denotar en el texto, sin deformar el concepto de cada una, y lo que las distingue como dos grandes disciplinas que estudian el comportamiento humano en sus desarrollos socio-culturales a través del tiempo. Una de estas diferencias es que en la antropología social moderna, posee mayor precisión en los estudios en comparación con la que se exponía en textos históricos interpretativos. ¿Pero que tenemos que tomar en cuenta? Que los textos antiguos no revelan una precisión absoluta de lo que pudo ser la realidad, así que no puede negarse ningún tipo de planteamiento antropológico aun cuando tuviese alguna imprecisión. Lo único que pudiese arrojar equivocaciones es la comprobación de dichas teorías es el descubrimiento de nuevos estudios antropológico que demuestren lo contrario.
La antropología generalmente es utilizada para realizar estudios de pequeñas civilizaciones, englobando todos sus aspectos como un todo, como por ejemplo los Incas en su desarrollo social, cultural, mítico religioso, etc. Mientras que la historia se encarga de separar los aspectos para estudiarlos en lo particular como por ejemplo historia de la cultura Inca o Historia mítico-religiosa de la cultura Inca. Definiendo así cada hecho por separado, aunque esto no hace que una disciplina sea más especifica que la otra, ni mucho menos les resta importancia o las desacredita.
La historia puede ampliamente tomar las referencias antropológicas, ya que las mismas arrojan datos más precisos sobre el estudio de alguna determinada sociedad. Esto es generado por la forma práctica de la antropología a la que he decidido llamar (pureza natural), que no es más que el contacto directo con el vestigio como muestra absoluta de la existencia de una determinada cultura. ¿Qué quiero decir con esto? Que la historia necesita, a mi modo de ver las cosas, obligatoriamente de la antropología para reconstruir cualquier hecho pasado que sea objeto de estudio. Por ejemplo, un vestigio de la cultura azteca que yace del año de 1450, complementado con un texto encontrado en los archivos de indias sobre la llegada de Hernán Cortés en el año de 1519 a México, puede darnos una idea de la vida de esta civilización hoy extinta tal y como fue concebida. Este pasaría a ser un magnífico trabajo de la historia de la cultura Azteca, como muchos que se han realizado con referencias similares.
De cualquier manera los análisis detallados realizados por los antropólogos en sus informes de investigación, complementan de manera contundente el trabajo del historiador. Y tal y como es señalado por Thomas, existe un estimulo mayor para que los historiadores lean antropología, y este estimulo no es más que la exquisita información que se encuentra inmersa en los estudios antropológicos, y que son de gran ayuda para la reconstrucción de hechos históricos.
Otro hecho relevante es que en la antropología los mitos y leyendas, son parte del un proceso que en cada cultura puede relacionarse con los comportamientos actuales, claro está que con evoluciones que se han presentado a través del tiempo. Mientras que los historiadores toman esto como hechos que se presentaron dentro de una determinada sociedad y que no necesariamente están aun presentes en los individuos que la conforman.
Un punto muy interesante que trata el autor es que el estudio de la familia inglesa aun no ha comenzado, y la antropología ha jugado un papel fundamental en la reconstrucción de hallazgos que contribuyen con el estudio de las descendencias, la herencia y los matrimonios, y que si la historia quisiera realizar trabajos sobre los hechos pasados de esta sociedad sin pretender pasar por estos estudios antropológicos, terminaría obviando muchos de estos acontecimientos, a tal nivel que podrían realizarse trabajos sumamente subjetivos y especulativos de poca validez. Vale la pena destacar que este detalle es sumamente importante para los estudios de reconstrucción histórica. En el caso particular de la América prehispánica la antropología ha sido clave y de gran valor, ya que sin los estudios realizados por los antropólogos sería casi imposible conocer a cerca de todas las diferentes culturas que habitaban el continente antes de la llegada de los conquistadores. ¿Por qué? Sencillamente porque las fuentes historiográficas existentes datan de la llegada de los españoles, desde Colón en 1492, pasando por Bartolomé de las Casas a partir de 1511 y posteriormente toda la serie de cronistas, exploradores y naturalistas que emprendieron viajes al continente. Todas las fuentes anteriores compuestas por pictogramas,  expresiones en pinturas y utensilios, que sumado a las ruinas de los asentamientos de los aborígenes ya desaparecidos en su mayoría, conforman la variedad de pruebas existentes que dan fe de las diferentes formas de vida de nuestros antepasados, toda esta como parte de la tarea y del esfuerzo que desempeña la antropología.
No todo son diferencias entre la antropología y la historia, pero tampoco todo es similitud. Son disciplinas diferentes que mantienen una dialéctica constante bajo los mecanismos estructurales por los cuales están conformadas. El dinamismo es constante e indetenible en ambas, y sus ambiciones en parte son las mismas; la lucha por la investigación y la veracidad de los hechos pasados, sin perder de vista sus estructuras sociales y los rasgos característicos que definen a dichas culturas pasadas. La influencia en las sociedades futuras, sí son un factor fundamental en la historia, y a pesar de que el positivismo casi haya acabado con el sentido verdadero del estudio histórico, bien vale la pena agradecer el esfuerzo de los etnohistoriadores que han trabajado incansablemente por reivindicar la validez de las fuentes orales y los hallazgos que los antropólogos han estudiado durante tantos años, a fin de poder darle un bien merecido puesto en la historia a todas aquellas culturas paradas que no dejaron fuetes escritas que certifiquen su existencia.         
         

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