martes, 28 de febrero de 2012

PALABRAS AL VIENTO, PALABRAS DE NADIE



Es un momento adecuado el presente para tratar de reflexionar sobre todo aquello que oímos, todo aquello que hablamos y que a veces sentimos que se pierde en el viento. A veces lanzo cientos de palabras que no llegan a nadie, y sé que no estoy hablando solo, porque cuando me hablo a mí mismo lo hago en silencio.
Cuantas veces escucho hasta el ruido de una mosca volar,  y siento que es un ruido perfecto para correr y decir lo que oí. Es solo un tema, y a la vez son las palabras de aquel que se siente tonto por no querer sentirse mudo. Es el pleno comentario que  hago cuando llegas del trabajo, cuando nos acostamos a ver el techo o simplemente cuando te bañas y no me gusta el silencio de la cocina.
Puede pasar a ser triste tomar el café en soledad estando en tu compañía. ¿Con quién conversas tanto, cuando conmigo prácticamente aparecen las buenas noches? Es la muerte la distancia, es la muerte de mi alma, no la muerte de mi cuerpo. Cuanto daría por revivir nuestras conversaciones de la nada cuando apenas compartíamos miradas, y jamás juntos habíamos tocado una cama.
Son palabras al viento no más, palabras que no escuchas, palabras que están presentes, palabras que nacen en la mente y nunca se quedaron en la punta de la lengua. Son simples palabras que hoy son grandes problemas. Hoy para ti ya no te amo, hoy para ti ya no te quiero, pero ayer te lo repetía hasta el cansancio y la rutina de tus oídos se lo llevó en silencio. Cuanto tiempo pierdes alejado de lo que amas, cuánto tiempo pierdes destruyendo todo lo que se construye con el corazón. Casado día a día con el dinero, con el trabajo, con los papeles, con el teléfono… Casada con tus obsesiones, con tus delirios, con tu cuerpo y con el dinero… Y yo casado con tus pasiones, con el olor de tu piel, con tu sonrisa y mi soledad…  
No hay tiempo de espera para el paciente que está enfermando de soledad, ya no quedan palabras que pongan curitas al alma, cuando se ha roto el hilo del que pende el sentimiento. Ya el suero del perdón no está corriendo por mis venas, que coagulan de dolor por tus faltas.
Y allí me detengo ante una escena tan triste solo porque te ganaste el cerebro en una rifa y no sabias programarlo. O es que los seres humanos somos elementos vacios formados de una masa homogénea que se compacta cada vez más con el tiempo, y de pronto ya no distinguimos a donde se fue el corazón.
Tú y yo sabemos que no es mentira que los sentimientos fluyen y vuelan por el viento dentro de las palabras, que crece en cada árbol, en el canto del pájaro risueño,  que cada día está en nosotros como la matriz viviente que un ser divino se atrevió a darnos. Hacer uso de esos minutos de amor que puedes transmitir con tus palabras, todavía no cuestan más que perder unos minutos de tu bien material.
Jesús Calderín

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