La lluvia trae
consigo la virtud de limpiar,
Es simplemente el
rocío de las gotas de vida,
El sembrador espera
con ansias que el agua llegue,
Para poder sembrar la
semilla que alimentará nuestros cuerpos.
Un día nuevo se
acerca y el campo espera el nuevo sol,
Espera al sembrador
que labrará sus entrañas,
Que con sus manos ara
la esperanza,
De poder cosechar el
fruto,
De aquel nuevo
amanecer.
¡Corre niño que tu
pai está rumbo al conuco!
¡Corre detrás del
trabajo duro!
¡Pero no olvides cultivarte
tú también!
¡Para poder cosechar
la nueva conciencia que te hará crecer!
El campesino se
sacrifica para dar lo mejor de él,
Entrega su sudor en cada grano,
Entrega su vida en
cada cosecha,
Entrega su amor a la
madre tierra,
Madre que nos da de
comer,
Que nos da la vida y
nos da la esperanza.
Jesús Calderín
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